Working class heroines
En un verano montevideano, inestable y lluvioso, caminando por calles numéricas nada mejor que pasear la mirada por la ciudad más poblada del sur de Italia. El escenario de la ciudad vieja napolitana, que como a Odiseo sedujeron las sirenas, en este caso no opone resistencia a los ocho capítulos de la serie de Saverio Costanzo.
Parafraseando la canción de Lennon, ésta bien puede resumir la primer entrega de la serie L´amica geniale, que con cierto aire estilístico del neorrealismo italiano, el personaje principal narra desde un presente los recuerdos de la niñez y adolescencia en el Nápoles de posguerra.
Las protagonistas Lenù y Lila recorren la polvorienta vecindad empoderadas de sueños, en una especie de Bildungsroman, cuyos aprendizajes van calando en los cuerpos permeables de sus personalidades, en su educación sentimental; siendo personajes complementarios y opuestos: la rubia, escolarizada y bondadosa y la morocha, autodidacta y pícara.
La solidaridad entre ambas se da en toda la serie: Lenù se apropia de las lecturas bibliotecarias de Lila y las utiliza en el liceo, o cuando Lila abandona la lectura por no encontrarle sentido, Lenù le ofrece libros para leer. Sin embargo, Lila tiene que planchar y buscar otro camino para emanciparse. Por otra parte, Lila le roba horas al sueño dibujando bocetos de zapatos para su proyecto, ya que piensa ayudar económicamente a Lenù a pagar sus estudios.
A propósito del capítulo Le scarpe, descansaba el siguiente poema en mis archivos:
Los descalzos
Chiquilines soñadores. Ha nevado.
Al tenue taller
los pobres van,
porque les da curiosidad
el ver cómo hace el zapatero
el mocasín moreno.
Miran la piel encarbonada en torno
al brazo blanco que de la mesa
es auxiliar.
El zapatero el liviano y resistente zapato cose,
el silbido en su boca fluye
alguna canción.
Están atentos, algunos se inquietan,
de la blanca ventana el polvo
ahoga como un grito.
Cuando bajo los techos, muy tiznados
ya taconean los calzados, tan delicados
cantan las herramientas.
Del modesto taller, cuánto sopla la vida
y en sus ropas sucias canta, corazones figurados
de los chiquilines.
Y perciben que la vida revive y anda
las pobres Befanas llenas de escarcha,
ellos tan pordioseros,
hundiendo sus narices mugrientas
en el plato murmurando cualquier cosa
entre tallarines
planean sus proyectos muy azorados
mirando aquellas luces, tan remilgadas,
del cielo abierto,
que con su esfuerzo rompen las barreas
y sus bocas tiemblan, agrietadas
al viento del invierno.
Heidegger, en Arte y poesía, analiza un conocido cuadro de Van Gogh que representa un par de zapatos viejos. El pintor neerlandés los calificó de “naturaleza muerta”: como un discurso mudo del objeto. El deterioro de los zapatos ha sido retratado de manera tan fascinante por el artista que en las sucesivas representaciones de ellos puede especularse la historia de vida de quien los haya usado. El objeto o la cosa útil, dice el filósofo alemán, dar cuenta la esencia del útil, se lograría, aparentemente, afirmando que tal esencia se halla no en el servir para algo, sino hacer del objeto también una obra de arte.
En un punto de metamorfosis personal sus aspiraciones se bifurcan sin dejar de lado su entrañable amistad. Lenù seguirá el camino letrado, académico, de estudiante prodigio y ejemplar, robando horas al sueño, escribiendo sobre mitología grecorromana, estudiando latín y griego, tanteando ensayos sobre religión para una revista clandestina. Por su parte, Lila sigue el camino del comercio, cuya razón instrumental la lleva al matrimonio, sin descuidar su costado estratega, esa treta del débil para lograr participar en el espacio que la cultura dominante ha anulado de lo cotidiano.
Éstas amigas – como mis amigas – que se esfuerzan cada día por su vocación y su felicidad, rodeadas de mediocridad de algunos varones, dan cuenta de su mundo. En ellas hay sed por ese mar profundo que con viveza cargan un sentimiento que abra la posibilidad de un destino otro.
Supuestos del juego social como asuntos de familias, pobres y ricos que se encuentran, amores (no) correspondidos, educación y amistad son algunos de los condimentos de este minestrone.
Porque una heroína de clase trabajadora es algo para ser.