Una rubia debilidad
“¡Happy Birthday, Mr. President…!” Le cantó con su voz sensual a John F. Kennedy, Presidente de Estados Unidos en 1962 y logró ser así el sueño de todo hombre (claramente no le importaba el cargo que este tuviese), y la envidia de toda mujer. Norma Jeane Mortenson, mejor conocida como Marilyn Monroe apareció en una época en la que el Photoshop era impensado y donde las dietas, las cirugías y botox no eran moneda corriente.
Esta chica de unos veintitantos, con su 1.66 m. y sus 64 kilos de puras curvas pudo conquistar el mundo. El agosto se celebraron 52 años de su muerte pero sigue siendo considerada un icono del glamour y, aunque los estándares de belleza han variado velozmente en el correr de los años, la revista People la consideró “la mujer más sexy del siglo XX”.
Marilyn Monroe, nació en los Los Ángeles el 1° de junio de 1926. Sus padres fueron Edward Mortebsen y Gladys Baker. Su madre era una mujer con problemas psiquiátricos que se enteró que estaba embarazada luego de separarse de Edward y decidió criarla sola.
Gladys trabajaba en una productora de cine (Consolidated Films Industries), pero este trabajo no le alcanzaba para mantener a su hija, y sumada su inestabilidad emocional, resolvió entregar a Norma en adopción a un matrimonio conocido. Luego volvió a vivir con su madre, pero solamente por un año, ya que Gladys fue internada en un sanatorio bajo un diagnostico de esquizofrenia. Norma pasó el resto de su infancia y parte de su adolescencia en hogares adoptivos, y en algunos de ellos sufrió abusos sexuales.
A los 16 años comenzó a trabajar en una fábrica que se especializaba en la construcción de aviones, allí conoció a su primer esposo, James Dougherty, un mecánico de 21años con el que en 1942 se casó. Pero el matrimonio sólo duro 4 años ya que su marido no estaba de acuerdo con la carrera de modelo publicitaria que Norma había comenzado luego de que un fotógrafo la alentó.
Luego de esta separación, Norma comenzó a presentarse en audiciones para películas y series televisivas. Es entonces cuando su agente, Emmeline Snively, le sugiere que se aclarare el pelo (hasta ese entonces ella tenía su color de pelo original, un castaño claro). Así aparece el rubio platino que mantuvo hasta sus últimos días.
Su primer contrato fue con la Corporación Fílmica Twentieth Century Fox, dando inicio así a su carrera cinematográfica con el film The Shockung Miss Pilgrim (1947), película dirigida por George Seaton en la que Marilyn tenía un papel como actriz de reparto. Permanece en esta cadena por 6 años y participa en las películas: Love Happy (1950) de los hermanos Marxs; The Asphalt Jungle (1950); All About Eve (1950); Monkey Business (1952) y We´re Not Married! (1952).
Los ejecutivos de la firma le piden que cambie su nombre por uno más rentable, así Norma Jean adopta su nombre artístico; Marilyn en homenaje a la actriz Marilyn Miller, y Monroe en recuerdo al apellido de soltera de su madre.
Es en 1953 que logra posicionarse como estrella de Hollywood con su película Gentlemen Prefer Blondes , comedia musical dirigida por Howard Hawks. Para este entonces la “rubia de Hollywood” estaba arrasando con todo. Su faceta de famme fatal y a la vez de chica boba enloquecía al mundo. Era la tapa de miles de revista de modas, imagen de marcas de diseñadores, de perfumes, de autos, etc. Su figura vendía todo, incluso sexo.
Para diciembre de ese año la revista masculina Playboy la convoca para el lanzamiento de su primer número con ella como chica de tapa, (además la edición traía como póster central una foto de la actriz desnuda sobre una manta de terciopelo), lo que provocó que la revista se agotara en pocas semanas consagrando a Marilyn como ícono sexual.
Así como su carrera iba en ascenso, parecía que su vida amorosa también lo hacía. En enero de 1954 se casó con el reconocido jugador de béisbol, Joe Di Maggio. La boda fue el acontecimiento social del año, pero el matrimonio duró menos de un año, ya que en octubre el jugador y la estrella se divorciaron.
En 1956 un nuevo amor y un tercer matrimonio golpeo el corazón de la estrella, en junio se casó con el dramaturgo Arthur Miller, pero la relación entre el escritor y la actriz no fue muy bien vista por la elite en la que se movía Arthur. Ellos la consideraban superficial, frívola y manejada por los medios, principalmente por la prensa amarillista; era lo opuesto al escritor que venía de una elite judía, sería y con ideologías de izquierda. Con una gran presión de los medios por este desparejo matrimonio y la no aprobación de los amigos de Miller, la pareja se divorcio en enero de 1961.
Marilyn sintió este nuevo fracaso en su vida personal de manera muy fuerte y empezó a hundirse en una depresión patología (rasgo que seguramente debió heredar de su madre).
Su consumo de toda clase de calmantes se hizo público. Tomaba estimulantes por las mañanas y somníferos por las noches con la intención de calmar sus angustias. Tuvo periodos en que faltaba a los rodajes, se olvidaba de sus líneas y en su última película, The Misfits, tuvo que repetir hasta 40 veces algunas escenas en las que solo debía decir una frase. Esto provocó que directores y actores del medio se sintieran molestos con sus caprichos y su falta de profesionalidad en el trabajo.
El 19 de mayo de 1962 Marilyn le canto el “Feliz cumpleaños” al presidente de EE. UU., en la celebración de sus 45 años. El festejo se realizó en el Madison Square Garden, donde la exuberante diva lució un vestido tan ceñido que tuvieron que cosérselo una vez puesto. La actriz había conocido al presidente a finales de los cincuenta y al parecer, mantuvo con él un romance extramatrimonial.
Luego de ese día Marilyn comenzó un romance con el hermano del primer mandatario, Robert “Bobby” Kennedy. Esta situación no agradó para nada a los servicios especiales, ya que la actriz había mantenido relaciones muy cercanas con capos de la mafia americana como Sean Giancana, quien al parecer le suministraba las drogas y era además muy amigo de Frank Sinatra, ex amante de la diva.
El gran repertorio de amigos y amantes que llevaba no le favorecía. La CIA y el FBI tenían vigiladas las salidas y entradas de su casa en la ciudad de Los Ángeles. Estaba las 24 horas del día monitoreada, ¿pero qué tanto podía saber la rubia? Si solamente era un “pedazo de carne” como ella misma declaró que “Bobby” Kennedy la había tratado.
Según teorías, la actriz en los encuentros que tenía con Robert Kennedy, él le confesaba secretos de Estado que ella juró revelarlos si él no blanqueaba su relación. Allegados a ella confirmaron que la diva tenía un diario que su psiquiatra le había recomendado que llevara y en él anotaba todos los encuentros y vivencias, incluyendo su romance con “Bobby”. Este diario, aún hasta hoy, sigue sin aparecer.
Un 5 de agosto de 1962 a las 3 de la madrugada la mucama de la actriz llama a la policía informando que había encontrado a Marilyn muerta en su cama, al parecer por una sobredosis de sedantes según lo que reveló luego el forense.
Cuando llegó la policía, la joven estaba rodeada de pastillas y el tubo de su teléfono en la mano, ¿a quién estaría llamando?, nunca se supo.
Muchos son los rumores que se han divulgado a lo largo de los años indicando que su muerte no se debió a los barbitúricos que ingirió, sino que fue un homicidio.
Existen además de la versión de suicidio, tres teorías latentes sobre las posibles causas de su muerte:
La primera indica que fue un homicidio efectuado por la mafia. Un día antes de su muerte Marilyn se reunió con su ex amante F. Sinatra, quien realizaba negocios con Giancana. No se sabe para qué fue la reunión (al menos no es de público conocimiento), pero lo que sí se sabe es que para la mafia americana era riesgoso que la actriz pudiera mencionar al FBI o a sus amigos Kennedy algún negocio que el cantante mantenía con estos
La segunda teoría es que el FBI la mandó matar porque tenía mucha información de la familia presidencial y del gobierno nacional que podía poner en peligro al país. La muerte de la actriz, según esta teoría, habría sido supervisada por su psiquiatra, el Dr. Greenson, quien habría sido el encargado de suministrarle las drogas, conociendo su historial clínico y sabiendo que ella a veces tomaba sus píldoras junto con una copa de champán.
La tercera teoría y la más escandalosa sostiene que fue un homicidio encargado por la familia Kennedy. Como antes mencionamos, la intención de Marilyn era divulgar el contenido de su diario personal para así poder chantajear a Bobby Kennedy y que este oficializara su romance. Relación que no iba a ser bien vista por el historial de amoríos con el que ella contaba y sus vinculaciones con personas no gratas para el Estado. Una versión sacada a la luz por un investigador, Sr. Fred Ostash, quien era el mas famoso detective de Hollywood (fallecido en 1992), publicó documentos en los cuales se afirmaba que el senador Robert Kennedy con su cuñado, el actor británico Peter Lawferd, habían visitado a la actriz la tarde de la muerte intentando hablar con ella y pedirle que le entregará el famoso diario. Ella había comenzado a discutir a gritos y en un intento de calmarla para no ser escuchados por los vecinos, Bobby le tapó la cara con una almohada para silenciarla. Cuando la actriz se calló no se fijaron que también había dejado de respirar, y se fueron rápido de la habitación antes de ser descubiertos.
Todos los documentos y las pruebas de su muerte desaparecieron tan rápido como la policía cerró el caso.
Algo curioso es que la mayoría de los involucrados en su muerte fallecieron de manera violenta. Los hermanos Kennedy fueron asesinados tiempo después; Giancana también apareció asesinado en 1975; incluso su psiquiatra fue encontrado muerto ¿sabrían demasiado? Estas teorías quizás nunca sean reveladas, lo que sí está claro es que Marilyn sabía algo y esa fue su condena.
Hoy, medio siglo después de su muerte, la rubia que hacía flamear su vestido blanco arriba de un respiradero del metro de Nueva York, sigue presente en publicidades, exposiciones artísticas y es inspiración de belleza, dulzura, dejando un legado imposible de borrar.
«En Hollywood te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma». M. Monroe.