Te prefiero igual, Internacional

En el contexto montevideano del 900 se dio, entre otras estéticas literarias, lo que puede llamarse poesía social. Dos autores que se ubicarían en este marco son Ángel Falco y Emilio Frugoni. Al mismo tiempo que la estética modernista decadente, el lirismo social, de estos dos poetas, fue parte de una serie de respuestas al proceso social de la modernización. Las ideologías revolucionarias que llegaron del extranjero son, entre otras, el anarquismo y el socialismo que promovían una transformación de la sociedad. Estas ideologías penetraron en el Montevideo del 900 sobre todo en los intelectuales progresistas y la clase obrera, que se veían enfrentadas al tradicionalismo nacional de las divisas coloradas y blancas. La llamada “cuestión social” para Alberto Zum Felde no involucró a gran parte del  obrero criollo sino más bien al obrero cosmopolita y extranjero (españoles e italianos); y que el movimiento de teorías revolucionarias fue más que nada intelectual. Hugo Achugar dice al respecto, en oposición a Zum Felde, que si bien los intelectuales formaron parte del movimiento, la cuestión social nacía en el antagonismo de clases.

Con la creación del Centro Internacional de Estudios Literarios, varios intelectuales se acercaron motivados por las ideas de la revolución, como Falco y Frugoni.  El anarquismo y el socialismo profesado en las poesías de Falco (Cantos Rojos) y Frugoni (Los himnos) estimulaba el mundo del trabajo obrero, del pueblo. Tenían un fin social para construir una sociedad nueva, ideal. El aporte literario de la poesía social proponía una cultura que pueda transformar la sociedad. Crear una nueva sensibilidad. Para Achugar, la poesía de los poetas sociales formó parte de una respuesta al proceso de modernización del país. Tanto Falco como Frugoni se alejaron de sus posiciones ideológicas tradicionales por el contacto con las doctrinas revolucionaras. Señala Achugar una evolución en los poetas que los pone en una situación diferente a la adoptada en un principio, dado que se alejan del pueblo y se acercan al gobierno, al Estado. Del Falco orador incendiario en la plaza, como Frugoni líder político y callejero del partido socialista, ambos se volvieron diplomáticos del Estado. Esta debilitación del lirismo social por la que pasan los dos, Achugar lo advierte en lo coyuntural de tal expresión que se fue apagando cerca del 1910 y a que se incorporó en el gobierno por parte de Batlle y Ordóñez con las legislaciones obreras.  Es decir, la poesía social se fue moderando sin perder de vista sus preocupaciones hacia las causas sociales.

Sin embargo, la estética anarquista que promueve el antiautoritarismo, el rechazo a la obra creada por un artista único y genial, entre otras manifestaciones, parece alejarse de los poemarios de estos dos autores. En Falco la mayoría de sus poemas tiene una estructura normativa que se establece como una regla fija de escritura. Se subyace a esta autoridad vinculada a la estética tradicional y hegemónica. Se escribe sobre temas sociales pero con una escritura legitimada. ¿Dónde queda anarquismo? Se plantea una posible contradicción.

También, se plantea otra idea de poeta, si bien los dos son intelectuales comprometidos con la causa social, el hablante lírico de los poemas de Falco parece estar alejado del pueblo. El intelectual orgánico que plantea Antonio Gramsci aparece en escena con la formación de un nuevo grupo social, en el Montevideo del 900, el proletariado, el obrero que le brinda uniformidad en el campo cultural y social. Ambos poetas fueron oradores y participantes activos también en el plano político. Falco en el CIES y Frugoni en la fundación del Club “Carlos Marx” y el partido socialista. Ambos estudian, se interesan por las doctrinas anarquistas y socialistas. Sin embargo, para Gramsci, el intelectual orgánico no solo debe ser orador sino dirigente, especializarse técnicamente  y también ser parte de un partido político.

Los Cantos rojos de Falco tienen una retórica que llega a ser prosaica. Contiene un énfasis que realza la temática social como reafirmación recursiva que recupera el tema social. Es una poesía también para ser recitada, cantada, de ahí el título del poemario. Se dirige a un público cautivo, la masa obrera, y se disminuyen las expresiones sofisticadas. Por ejemplo, en “La lucha” se aumenta la simpleza de la expresión y se estimula la acción, la lucha. Pero al ser poetas sociales vinculan vida y acción política con la literatura. Es tan potente el elemento estético que parece que la acción que convocan este camuflada. Se paran desde el pedestal del intelectual para bajar línea y pasar a lo ideológico político. Sin embargo, la poesía de Falco también tiene un tono mesiánico, parece anunciar lo que es el nuevo evangelio, los nuevos valores, una nueva era. Se dan órdenes, el imperativo resalta en algunas de sus poemas. Los temas universales que abarca son, siguiendo a Achugar, internacionales. ¿A qué pueblo le hablan? Son modelos retóricos de un sector medio letrado, europeizado. Se evocan atmósferas, paisajes, imágenes  lejanas para la construcción de un escenario ficticio.

¿Hasta dónde va el compromiso social de estos dos poetas? ¿El intelectual se compromete hasta el final? El compromiso exige una fidelidad de conducta. Ambos fueron cooptados por el sistema. Lo que si cambio fue la forma de compromiso, el discurso de los bardos rojos, como también las estéticas.

La lucha

¡Fuerza es luchar! Palestra es el combate,

donde el alma del fuerte se agiganta

donde la fiebre del esfuerzo, late,

y un peana triunfal, la Vida canta!

 

Quien ante el dolo, su pendón no abate,

marcha a la cumbre, con segura planta

pues si cae en la lid al rudo embate,

más grande, como Anteo, se levanta!

 

Tal de la vida es la perpetúa guerra,

que hasta esa madre pródiga, la Tierra,

leyes tiene, despóticas y extrañas;

 

¡Pues para dar sus frutos, con ser madre,

es preciso que el hombre la taladre,

hundiéndole el arado en las entrañas!

Ángel Falco, 1904