«La resistencia», de Ernesto Sabato.

Vivimos en medio de una vorágine de ruidos y agitaciones. Los hombres corren, no saben a dónde ni por qué, pero no pueden detenerse. El Tic Tac no espera, la competencia laboral no espera, el último modelo de celular no espera. El hombre, en su frenética necesidad de abastecerse de cosas innecesarias y sentirse “incluido” en el sistema, comienza a olvidarse de disfrutar de uno de los placeres más grandes de la vida: la instancia de encuentro con el Otro.

Esta y otras revelaciones pueden ser encontradas en la obra de Sábato titulada La resistencia. El ensayo trata sobre el hombre posmoderno y nos plantea a través de su desarrollo una duda estremecedora: ¿con cuánta filantropía cuenta el ser humano de hoy?

Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos

En este texto sumamente existencialista, Sábato  -como ya nos tiene acostumbrados en sus obras- analiza la condición de la existencia humana en sí, centrándose en el análisis de la libertad, la responsabilidad individual, las emociones y el significado de la vida.

Con un lenguaje de fácil entendimiento, el autor, desde la sabiduría que solo los años traen, realiza una profunda reflexión sobre la vida y los valores humanos.

La resistencia está formada por 5 cartas y un epílogo dirigidos al lector. Las mismas tratan distintas temáticas entrelazadas, como son la vida en sociedad en un sistema feroz y de cómo el ser humano ha perdido sus sanas costumbres solo para ser parte de “la máquina”: “Hoy el hombre no se siente un pecador, se cree un engranaje, lo que es trágicamente peor”. Este libro nos muestra a un Sábato nostálgico, afligido por tener que presenciar un mundo siniestro. En muchos relatos trae desde el recuerdo a su finada madre con la que se siente en deuda por no compartir más tiempo con ella en su vejez, mientras vivía inmerso en los quehaceres y obligaciones de la vida.

Es un libro altamente recomendable para quien gusta de la crítica, nos hace cuestionar al mundo y dar un vistazo hacia adentro. En esa introspección el autor instala su esperanza y espera el cambio, ya que solo nosotros podemos salvarnos de nosotros mismos.

Una de las cartas es un poco difícil de descifrar y posiblemente sea para algunos inoportuna; esta se titula “Entre el bien y el mal”. En ella se expone que una de las causas de la decadencia humana es la pérdida de fe. Para los agnósticos, como uno, en una primera lectura este capítulo nos recuerda a los fantásticos libros de autoayuda modernos; sin embargo, el autor finaliza sosteniendo que más allá de su postura (creyente o no) el hombre de hoy necesita tener fe, ya sea en él mismo o en un Dios cualquiera, para no caer en el conformismo y la quietud. El hombre sufre porque ya no expresa y no recuerda lo que realmente es disfrutar, confundiendo la felicidad con salir de compras.

Este libro es para aquellos que buscan un mensaje y no una simple historia. De esos que hay que tener a mano para consultar de vez en cuando. Es una alerta que debe ser contada a todas las personas para generar un análisis y un compromiso en su accionar. La indiferencia y el individualismo son dignos de rechazo y debemos poner resistencia para que los individuos en esta misma crisis encuentren fuerzas para su superación.